Cuando los españoles llegaron al Istmo de Panamá, se encontraron con un manto de cacicazgos, diseminados por todo el Istmo de Panamá. La Mayoría de ellos, en la parte insular y en las costas del pacífico. Sin embargo, por razones del elemento invasor y por la búsqueda de mejores condiciones climáticas y alimentación, emigraron a otros sectores.
Lo cierto es, que hoy día tenemos un panorama distinto, incluyendo la resuducción de muchos de estos grupos, por ejemplo, por la aculturación anglosajona, como en el caso del grupo Kuna.
Diversos historiadores y científicos, han determinado, que no podemos hablar de una cultura indígena, sino de grupos culturales o mejor todavía como dice el catedrático y gran pensador Moisés Chon M., "culturas Sui Generis", o propia de su especie. Con sello inconfundible de cosas muy propias entre los diversos grupos: Bailes, religión, vestidos, código moral, organización política y social en general.
En la cultura Kuna, tenemos una forma de actuar, de pensar y de sentir, con su Congreso, sus comarcas y reservas, su idioma, su familia, su filosofía de la vida, sus valores y el socavamiento a que está sometida.
Los Ngâbe –Buglé, con su idioma y su alfabeto, sus inquietudes, valores y otros.
Los Emberá-Wounaan., su idioma, su concepto de la tierra, su orgullo de su tradición y su historia.
Los Nasos, conocidos hasta hace poco como Teribes, su lenguaje, sus rasgos físiscos y su carácter o "modo de ser", son un ejemplo de convivencia con la naturaleza, una monarquía con democracia.
Los Bri Bri, que ahora tienen sus aspiraciones a tener comarca. Son nómadas, pero representan un grupo humano significativo con 400 familias en Panamá.
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